31 diciembre 2009

Un regalo para el 2010

En este Año Nuevo te doy un regalo. Uno simple.  Migas de pan amasadas, inscritas con  pasta dental. Algo pequeño que hizo a escondidas mi padre cuando estaba detenido en Cuatro Álamos en 1976. En él aparece lo principal, lo que en la síntesis última a que nos puede arrojar el peligro de no seguir vivos, queda: el deseo de amor, de amar, de dar amor.  Y la inicial de su nombre. Nada más. Así de simple. Pero nada menos.

Hoy te la regalo, para ti, con el deseo que el 2010 rinda frutos, individuales y colectivos, para que la persistencia de tantas luchas anónimas por parir un corazón, una mejor sociedad abra la posibilidad a la nueva vida que ha de sobrevenir, de la cual estamos en espera activa, sembrando, creando condiciones, tomándonos milímetro a milímetro lo que nos fue quitado, lo que era común, derecho ganado, territorio liberado. Aún queda mucho por hacer.

Fuerza, sabiduría, constancia, consecuencia. No desfallezcamos. Sigamos  en lo esencial. El amor al hombre y la mujer, a su construcción social libre, emancipada, para que fluya según sus potencialidades, al infinito y más allá.

Unidos y unidas. Somos más. Abrazos para los/as tuyos/as, 




Manuel Guerrero Antequera.