17 mayo 2011

¿Un nuevo Manifiesto Comunista? Sí y su autor es norteamericano y Premio Nobel

El siguiente texto ha sido publicado en Mayo del 2011, en una revista norteamericana de circulación mundial: 


“La parte superior del 1 por ciento de los estadounidenses recibe casi una cuarta parte de la renta de la nación cada año. Si hablamos de riqueza en vez de renta, el 1 por ciento de la población detenta el 40 por ciento de la riqueza.

"Mientras que el 1 por ciento ha visto cómo sus ingresos aumentan en un 18 por ciento en la última década, los trabajadores y la clase media han visto disminuir sus ingresos.

"En cuanto a la igualdad de ingresos, América va a la zaga de cualquier país en la vieja, anquilosada Europa, de la que el presidente George W. Bush solía burlarse. Nuestros colegas más cercanos son Rusia con sus oligarcas, e Irán.

"Los economistas hace mucho tiempo que justifican las enormes desigualdades que parecían tan preocupantes a mediados de siglo XIX, unas desigualdades que no fueron sino una pálida sombra de lo que estamos viendo en América hoy. La justificación que se les ocurrió fue llamada 'teoría de la productividad marginal'. En pocas palabras, esta teoría justifica el aumento de los ingresos asociándolos a una mayor productividad y a una mayor contribución a la sociedad. Es una teoría que siempre ha sido apreciada por los ricos. La evidencia de su validez, sin embargo, sigue siendo muy débil.

"La creciente desigualdad tiene otra cara: cada vez que disminuye la igualdad de oportunidades significa que no estamos usando algunos de nuestros más valiosos activos, nuestra gente, de la manera más productiva posible.

"Muchas de las distorsiones que conducen a la desigualdad, tales como las relacionadas con el poder de los monopolios y oligopolios, y el tratamiento fiscal preferencial para los intereses especiales, socavan la eficiencia de la economía.

"En el pasado, los Estados Unidos y el mundo se han beneficiado enormemente de la investigación patrocinada por el gobierno que condujo a la Internet, a los avances en salud pública, y así sucesivamente. Pero, como parte del abandono a las mayorías, Estados Unidos ha sufrido durante mucho tiempo una falta de inversión en infraestructura (ver el estado de nuestras carreteras y puentes, nuestros ferrocarriles y aeropuertos), en investigación básica, y en la educación en todos los niveles.

"Una gran parte del motivo por el que tenemos tanta desigualdad es que el 1 por ciento de la población lo quiere de esa manera. El ejemplo más obvio se refiere a la política fiscal. La reducción de los impuestos sobre las ganancias del capital, que es cómo los ricos reciben una gran parte de sus ingresos, ha permitido que los estadounidenses más pudientes no contribuyan casi nada. Gran parte de la desigualdad de hoy se debe a la manipulación del sistema financiero que ha cambiado las leyes y regulaciones, cambio que ha comprado y pagado la propia industria financiera, y que ha resultado ser una de sus mejores inversiones.

"En las últimas semanas hemos visto a millones de personas en las calles protestando por las condiciones políticas, económicas y sociales y las condiciones de opresión de las sociedades que habitan. Han sido derribados los gobiernos de Egipto y Túnez. Han estallado protestas en Libia, Yemen y Bahrein. Las familias gobernantes en otras partes de la región se preguntan con nerviosismo desde sus áticos con aire acondicionado si van a ser las próximas en caer. Tienen razón para preocuparse. Estas son las sociedades en las que una fracción minúscula de la población -menos del 1 por ciento- controla la parte del león de la riqueza; donde la riqueza es un determinante fundamental del poder; donde la corrupción arraigada es una forma de vida, y donde los más ricos se oponen de forma activa a políticas que podrían mejorar las condiciones de vida de las personas.

"El 1 por ciento de la población tiene las mejores casas, la mejor educación, los mejores médicos, y los mejores estilos de vida. Pero hay una cosa que el dinero parece no haber podido comprar: el entendimiento de que su destino está ligado a cómo vive el 99 por ciento restante de la población. A lo largo de la historia, esto es algo que el 1 por ciento aprende con el tiempo. Demasiado tarde”.

Esto, por supuesto no lo han escrito los descendientes de Carlos Marx y Federico Engels, tratando de reeditar el tremendo éxito literario que fue el Manifiesto Comunista cuando se publico por primera vez en el año 1848. Ese documento que empezaba “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las potencias de la vieja Europa se han unido en una Santa Alianza para acorralar a ese fantasma”. 

No, estas líneas no fueron escritas por un comunista, ni por un socialista, ni por el partido Comunista Chino, tampoco fueron escritas en Irán, Iraq, en la Venezuela de Chávez, o en la Cuba de Raúl Castro. 


Fueron escritas por Joseph Stiglitz, premio Nóbel de economía en el año 2001. Como sabemos, él estudió economía en la Universidad de Chicago, sacó su PHD en el Massachussets Institute of Technology (MIT), ha enseñado en las Universidades de Yale, Stanford, Oxford, Princeton, y actualmente es profesor de economía en la Universidad de Columbia. Ha sido presidente del Consejo Económico de Bill Clinton, y Vicepresidente y economista en jefe del Banco Mundial. 

El artículo de donde he sacado estas citas es: “Del 1%, por el 1%, para el 1%”, parafraseando a la Constitución norteamericana: Del pueblo, por el pueblo, para el pueblo. Fue publicado en la revista Vanity Fair, en su edición de mayo 2011. La traducción es de Angels Martínez y Castells, con algunas correcciones mías. El hecho que no se haya publicado en uno de los principales diarios de Estados Unidos demuestra el grado de control corporativo al que ha llegado la prensa en ese país, y en muchos países del mundo; pero esto no importa, porque está circulando ampliamente en la Internet, que felizmente sigue siendo el reino de la libertad.

Exactamente a los 69 años de publicado el Manifiesto Comunista original se produjo la revolución rusa dirigida por Lenin. No es seguro si este documento de Stiglitz vaya a producir una revolución en Estados Unidos, ni mucho menos qué signo político va a tener, pero si los sucesos recientes en los países árabes y el norte de Africa son un indicador, es probable que este cambio se produzca en mucho menos tiempo, y no sólo en Estados Unidos.


Fuente: Fernando Villarán

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