07 junio 2011

Huemules serán desplazados e inundados por megarepresa HidroAysén

por Luigi Solís Uribe

El día 26 de mayo, junto a Daniel Velásquez, Delmiro Jara y Cristián Rivera nos dirigimos desde el valle Chacabuco, pasando por el sector de la confluencia del río Chacabuco y río Baker, para realizar un recorrido a pié por el sector denominado las “eses”, cerca de confluencia de los ríos Nef y Baker. Este sector se ubica en las inmediaciones de la zona denominada por la empresa Hidroaysén como Baker 1, y donde se pretende instalar una de las cinco centrales hidroeléctricas
asociadas a este megaproyecto.

Como es costumbre, antes pasamos a pedir permiso al encargado del campo que
prospectaríamos, en este caso a Fabián Ibáñez, puestero de la Asociación Gremial de Rio Baker, quien manifestó interés por acompañarnos a participar de la prospección junto a nosotros. El objetivo principal de este recorrido fue recopilar información respecto la presencia de huemules en ese sector, dada la existencia de relatos informales respecto la presencia de un huemul marcado, y de otros huemules en esta zona que se vería afectada en forma directa e indirecta por el proyecto ya mencionado.

Nos dividimos 3 tres grupos. El primer grupo, integrado por Daniel Velásquez y Delmiro Jara recorre la parte superior de la ladera. En la parte media van Fabián Ibáñez y Cristian Rivera, y en la línea más baja y cercana al río Baker, la hago en forma voluntaria por el interés que tengo en poder registrar fotográficamente el río Baker antes de una posible inundación.

Siendo las 10 de la mañana comenzamos a avanzar en dirección del escurrimiento de las aguas del río Baker (hacia el este en esta parte). Para suerte del equipo, al poco recorrer y casi inmediatamente de iniciado el recorrido encontramos varios senderos de huemul y huellas que se notaban frescas ‐quizás pensamos del día anterior ‐ tomando en cuenta la experiencia de las personas del primer grupo, lo que hacía pensar que pronto nos encontraríamos con los huemules del Baker. Por largo rato caminamos siguiendo las huellas, expectantes de poder encontrarlos, y así
cerciorarnos de que ese era realmente el lugar que ellos habían elegido para vivir.

Siendo cerca del medio día decidimos juntarnos los cinco, para comer algo y reevaluar el método de recorrido y los resultados obtenidos. Podíamos regresarnos sin nada (o muy poco) o recorrer un segundo sector que parecía poco probable encontrar los huemules por la ocupación y uso ganadero que tiene. Terminado el almuerzo, decidimos continuar un poco más con dirección hacia la confluencia Chacabuco ‐ Baker, por lógica y atendiendo a que las huellas de huemul seguían en esa dirección.

Sólo tuvimos que caminar unos 20 metros en esa dirección, sin ni siquiera alcanzar a
separarnos en grupos, cuando entonces Don Delmiro dice, con la pasividad característica de una persona ya con experiencia y que a sus 64 años lo mantienen todavía activo para caminar los cerros de su querido Baker, “acá están los animalitos”. Fue en ese entonces, en que uno empieza a preguntarse al verlos tan dóciles y serenos, como sabiendo que vamos a hacer algo para ayudarlos a mantenerse en ese lugar que ellos eligieron para vivir.

Tuvimos la oportunidad de avistar cuatro animales de ese grupo: un macho adulto, una
hembra juvenil, una hembra joven y una cría. Como resultado de este recorrido que realizamos, decidí describir con palabras sencillas y verdaderas lo apasionante que fue encontrar estos huemules en este sector, el cual posiblemente sería inundado y afectado directa e indirectamente por actividades asociadas a la construcción de
Hidroaysén en esta zona. Pude registrar con mi GPS todos los puntos donde encontramos signos recientes de presencia y ocupación por parte de grupos de huemules.

Me considero un patagón de tomo y lomo, hijo de campesinos esforzados y humildes que
casi son autosuficientes. Me crié ayudándoles a ordeñar vacas, sembrando la tierra, cortando pasto para el invierno crudo de la Patagonia, arreando las no más de 40 ovejas que pudimos criar solo para comer, año a año, hasta que pude estudiar y con el mismo esfuerzo de antes, mis padres pagaron mis estudios técnicos y de 2 hermanas más, solo siendo unos campesinos.

Eso me hace valorar lo que ahora soy y me hace luchar por mi Patagonia y su vida
silvestre.

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